domingo, 25 de abril de 2021

Disciplina Positiva.

 ¡Hola familias!

He pensado que me apetece profundizar en uno de los puntos importantes de la Reunión de finales de trimestre, me refiero a la DISCIPLINA POSITIVA. De esta manera, podemos seguir trabajando y tomando ideas para que pongáis en práctica en casa. No olvidéis que los cambios no se producen de la noche a la mañana, sino que se consiguen poco a poco.

¿Por qué es importante? 

Porque todos merecemos que nos traten con respeto, porque vuestros hijos son bebés, pero eso no significa que no les importe la forma en la que atendemos sus necesidades o el tono de voz que utilizamos con ellos. Somos su modelo principal y el trato que reciban hoy, repercutirá en su forma de ser y en lo que serán el día de mañana, pues de la misma manera se comportarán con los demás. También, hoy por hoy, la neurociencia nos ha abierto grandes conocimientos sobre cómo funciona el cerebro, un niño aprende en los primeros años a través de mecanismos básicos, como son la imitación, la atención compartida y la empatía. Libro "Neuroeducación: sólo se puede aprender aquello que se ama" Francisco Mora.

¿Qué papel jugamos padres y educadores en el aprendizaje de un niño?

Un papel fundamental en el aprendizaje de valores y normas. Con nuestro lenguaje, nuestra conducta y, con ella, el respeto a ciertos valores y normas, moldeamos, cambiamos la estructura física y química del cerebro del niño de una forma casi definitiva y, por tanto, su futura conducta.

Los psiquiatras Adler y Dreikurs (hace más de 100 años) les llevaron a formularse una pregunta que sentó las bases de la actual Disciplina Positiva.

¿Qué es lo que necesitamos todas las personas en este mundo para sentirnos bien?

1. Sentimiento de pertenencia. Pertenecer a un grupo que garantice nuestra supervivencia.

2. Sentimiento de contribución. Sentir que pueden contribuir en el grupo, que su opinión es escuchada y que pueden ayudar a los demás con sus aportaciones.

En el caso de los niños, el sentimiento de pertenencia consiste en asegurarse que tienen cerca a alguien que se ocupe de satisfacer sus necesidades (afecto, alimento, protección etc.) y garantizar su supervivencia. Los niños buscan ser vistos por el adulto que les protege. 

Este mundo está lleno de distracciones, nos hemos desacostumbrado a
escuchar de verdad, con nuestra mirada en todo menos en los ojos de la
persona que tenemos en frente.

Bien, pues detrás de esto se esconde algo muy potente. Y es que el «mal comportamiento» que tienen los niños es la mejor forma que encuentran de decirnos que: 

Sienten peligrar su supervivencia (no saben si les sigues queriendo y si podrás o no satisfacer sus necesidades). Cuando un niño no se siente «visto» y siente que su opinión no cuenta, puede llegar a pensar que no le quieres (os puede parecer absurdo, pero para ellos tu amor incondicional no es algo que tengan interiorizado).

Y, en estos casos, los niños suelen actuar de «malas maneras», reclamando tu atención de forma desmedida (pueden gritar, llorar, ignorarte...). 

¿Qué ejemplos podríamos tener en cuenta para respetar todas estas ideas en nuestra práctica diaria?

- Es importante tenerles en cuenta a la hora de interferir en todo lo relacionado con el niño en sí mismo y su propio cuerpo, por ejemplo: "Te voy a limpiar la nariz, María, que tienes mocos. Se que no te gusta, un poquito más. Muy bien, he terminado, ya estás limpia" y hacerlo con delicadeza. A muchos de nuestros niños les agobia, no les gusta que les limpiemos, pero siempre que pidamos las cosas bien, que les anticipemos lo que vamos a hacer, sin duda, es mucho mejor que hacerlo sin avisar o de espaldas a ellos, sin que vean venir lo que va a ocurrir. Así como, a la hora de cambiarles el pañal, no debemos coger al niño de forma rápida, sin apenas hablarle. Lo mejor que podemos hacer para ser conscientes de todo esto, es pensar cómo nos sentiríamos cada uno de nosotros si, estando sentados tranquilamente, alguien viene de manera brusca, nos aprieta la nariz con un papel, nos da un restregón con agua por la cara y todo esto sin apenas mediar palabra o explicarnos el porqué.

- A la hora de comer, debemos tener en cuenta que ellos mismos saben gestionarse. Me refiero a que no siempre tienen el mismo apetito, como cualquier adulto. Es muy habitual que, al prepararles un plato de comida, nos empeñamos en que lo terminen todos los días y, puede que un día, porque tenga más moquitos y no pueda comer más o porque tenga más sueño que hambre no pueda terminar todo, sin embargo, el adulto insiste una y otra vez, diciendo "Venga, la última cucharada", sin respetar la decisión del niño, intentando tener él la última palabra. En referencia a la comida, también debemos ajustarnos al ritmo del niño, acercándole la cuchara a la boca y siendo él quien decide cuándo abrirla para que le demos una cucharada más, siempre esperando ese momento, respetando así el que pueda terminar de masticar y tragar.

- Un niño se ha caído se ha dado un coscorrón y está llorando. En este caso, verbalizamos lo sucedido “María, te has caído y te has hecho daño en la cabeza. Ven, que te doy un abracito. Muy bien, poco a poco se va pasando". Lo que ocurre entonces es que María se siente comprendida, consolada, querida, protegida y en poco tiempo deja de llorar. Si no le hacemos caso o le decimos "Venga, ya está, a callar que no te ha pasado nada. ¡No se llora!" Lo que ocurre es que el disgusto le dura más tiempo, se siente incomprendida, sola, abandonada, además de que nadie le enseña a entender y gestionar sus emociones.

Usad la comunicación como herramienta de comprensión, esto fomentará en el niño las ganas de expresarse. Estos gestos de cariño tienen que ir acompañados de una comunicación verbal, expresándoles lo mucho que les queremos. Siempre debemos ponernos a su altura para comunicarnos con él. Esto va a permitir que haya un contacto visual directo y va a comprender mejor lo que le estamos diciendo. 

No se deben reprimir los sentimientos. Es importante validar las emociones de cada momento y tener en mente que todas son buenas (alegría, tristeza, miedo, vergüenza, rabia...) Experimentar todo tipo de emociones es normal y necesario, para alcanzar una estabilidad emocional como persona. Nuestra labor es ayudarles a comprender lo que sienten y a regular sus emociones. Por eso tenemos que estar a su lado cuando nos necesiten poniendo palabras a la situación y, poco a poco, con el paso del tiempo irán reconociendo lo que les sucede en esos determinados momentos.

Al ser empáticos con el niño, le ayudamos a gestionar sus emociones e irá adquiriendo poco a poco las herramientas necesarias para hacerlo finalmente por sí mismo. Además, así conseguiremos que en un futuro esté dispuesto a colaborar, participando y escuchando a los demás y a buscar alternativas a sus problemas de una manera pacífica. 

Existen dos libros de "mesilla de noche" que os quiero aconsejar, Álvaro Bilbao y Rafa Guerrero, que además de Marisa Moya, Mar Romera... son auténticos iconos para nosotras en la escuela. Durante esta andadura de vuestros hijos en Trébole, tendremos mucho tiempo de ir desaprendiendo lo aprendido desde nuestra infancia, con el fin de atender las necesidades de los niños conociendo mejor 













Estos libros se leen muy fácilmente, pues te permite leer por capítulos, según las necesidades o curiosidades más urgentes que podáis tener.

Para cualquier duda, consulta o inquietud que podáis tener, ya sabéis que estoy encantada de escucharos y compartir con vosotros toda esta andadura que hemos comenzado. 

¡Hasta la próxima entrada, familias! 
EDUCAD BONITO😉💖

viernes, 23 de abril de 2021

Hoy celebramos el día del Libro


¡¡¡Buenos días!!!

Estamos muy contentos porque hoy está siendo un día muy especial, el Día del Libro. Nos encantan los cuentos, no hay un solo día en clase en el que Vanesa o Ana, con su taller de literatura, no nos lean varios. Pero hoy, se han dedicado más especialmente a hacernos saber que nunca nos cansamos de escucharlos.


                    "Los niños se hacen lectores en el regazo de sus padres" Emilie Buchwald.

Con las palabras tejemos historias para ser escuchadas en sus primeros años y leídas por los propios niños después. Porque si desde la cuna arropamos al bebé con el ritmo de las nanas, las retahílas y las canciones, acompañadas con onomatopeyas y gestos, que les hacen reír y sorprenderse... así, con calor y juego, se inicia el proceso de descubrimiento del lenguaje, de la apropiación de las palabras y los gestos que, más tarde, culminará en el aprendizaje de la lectura y la escritura. En todo ese camino la implicación de la familia es esencial para cultivar actitudes positivas hacia el libro y otros materiales de lectura, despertar el gusto por leer y crear sólidos hábitos de lectura en vuestros hijos.

Por todo esto, no dejéis de preocuparos por conocer qué cuentos leemos en clase, preguntar cuáles son los más aconsejables para su edad e id haciéndoos con vuestra propia biblioteca. Estoy segura que los momentos de lectura que paséis con vuestros hijos, serán momentos que quedarán grabados en su retina para toda la vida.

Shhh, ¡¡Que empiece la función!!

Hemos preparado una pequeña sorpresa que subiré en breve, para que podáis ver algunos fragmentos de este día que han pasado los niños. 

¡Hasta pronto!


Taller de Literatura

 ¡Hola familias! ¡El curso y el taller llegan a su fin y nos da mucha pena, ohhhh!  Aunque este último trimestre ha sido muy intenso y bonit...